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El Alma Existe​

El Alma Existe​

El Alma Existe​

El origen de nuestra alma ​

Un componente fundamental de la fe es la creencia en el alma. Comprender el origen del alma y de dónde vino nos da una idea de hacia dónde vamos y por qué debemos creer en Cristo. 

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.”

“y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.”

A través de los versículos de Génesis y Eclesiastés, Dios nos da a conocer el origen del alma. Dios nos creó usando polvo de la tierra, que representa el cuerpo, y el aliento de vida, que representa el alma o espíritu. Dios nos dio nuestra alma. Nuestra alma es nuestra verdadera esencia dando vida a nuestro cuerpo. Y nuestra alma volverá a Dios en el Reino de los Cielos. Esto significa que nuestra alma existió previamente en el Cielo. Antes de que nuestro espíritu viniera a la Tierra y tomara el cuerpo humano, estábamos en el Cielo con Dios. Y Jesús explicó la razón por la que no podíamos quedarnos en el Cielo. 

Por qué estamos aquí

“Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos.”

“Luego añadió: «Ahora vayan y aprendan el significado de la siguiente Escritura: “Quiero que tengan compasión, no que ofrezcan sacrificios”. Pues no he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores.”

Nuestro espíritu estaba en el Cielo con Dios y pecamos. Como resultado de los pecados que cometimos en el Cielo, nacimos en la Tierra para vivir una vida que eventualmente termina en muerte. 

 

“Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.”

Debido a que nuestros pecados merecen la muerte, Jesucristo vino a la Tierra, predicó el arrepentimiento y nos enseñó cómo recibir el perdón de los pecados. 

 

“En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de su gracia”.

Nuestra vida en la Tierra es nuestra oportunidad de prepararnos para nuestro futuro. Cuando recibimos la sangre de Cristo a través de la Pascua del Nuevo Pacto, podemos ser perdonados de nuestros pecados (Mt 26:17–19, 26–28) y regresar al Reino de los Cielos.

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El origen de nuestra alma ​

Un componente fundamental de la fe es la creencia en el alma. Comprender el origen del alma y de dónde vino nos da una idea de hacia dónde vamos y por qué debemos creer en Cristo. 

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.”

“y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.”

A través de los versículos de Génesis y Eclesiastés, Dios nos da a conocer el origen del alma. Dios nos creó usando polvo de la tierra, que representa el cuerpo, y el aliento de vida, que representa el alma o espíritu. Dios nos dio nuestra alma. Nuestra alma es nuestra verdadera esencia dando vida a nuestro cuerpo. Y nuestra alma volverá a Dios en el Reino de los Cielos. Esto significa que nuestra alma existió previamente en el Cielo. Antes de que nuestro espíritu viniera a la Tierra y tomara el cuerpo humano, estábamos en el Cielo con Dios. Y Jesús explicó la razón por la que no podíamos quedarnos en el Cielo. 

Por qué estamos aquí

“Pues el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar a los que están perdidos.”

“Luego añadió: «Ahora vayan y aprendan el significado de la siguiente Escritura: “Quiero que tengan compasión, no que ofrezcan sacrificios”. Pues no he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores.”

Nuestro espíritu estaba en el Cielo con Dios y pecamos. Como resultado de los pecados que cometimos en el Cielo, nacimos en la Tierra para vivir una vida que eventualmente termina en muerte. 

 

“Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.”

Debido a que nuestros pecados merecen la muerte, Jesucristo vino a la Tierra, predicó el arrepentimiento y nos enseñó cómo recibir el perdón de los pecados. 

 

“En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de su gracia”.

Nuestra vida en la Tierra es nuestra oportunidad de prepararnos para nuestro futuro. Cuando recibimos la sangre de Cristo a través de la Pascua del Nuevo Pacto, podemos ser perdonados de nuestros pecados (Mt 26:17–19, 26–28) y regresar al Reino de los Cielos.

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